Actualmente, aún se confunden con mucha facilidad estos dos conceptos, incluso en el ámbito profesional.
Para empezar, debemos saber que el adiestramiento llegó al mundo del perro antes que la psicología, mientras que la educación está basada en los más modernos estudios psicológicos.
Los adiestramientos son métodos que consiguen desarrollar el potencial de utilidad que el perro lleva dentro. Son métodos secuenciales que se aplican en cada perro desde lo más fácil hasta lo muy complicado.
Así podríamos comenzar por el aprendizaje de un conjunto de ejercicios al que solemos llamar “obediencia básica”. Consiste en que el perro camine junto a la pierna, se siente o se tumbe cuando se le ordene, etc. . Después pasaríamos a lo mismo, pero con el perro suelto, obedeciendo a su dueño incluso a distancia. A esto le llamamos “obediencia avanzada”.
Hasta este punto es prácticamente necesario enseñar a todos los perros que posteriormente van a desarrollar adiestramientos especializados o de alto nivel, tales como guarda, defensa, búsqueda de explosivos, narcóticos, personas, etc.
Los distintos adiestramientos conciben al perro como elementos de trabajo especializados. Un perro adiestrado es un perro con instrucción. Por medio del adiestramiento, conseguimos que el perro realice la función concreta para la que ha sido entrenado.
Pero la diferencia fundamental con el perro de compañía radica en que el perro adiestrado es un perro para “TRABAJAR”, mientras que el perro de compañía es un perro para “ESTAR”.
El adiestramiento debe ser impartido por especialistas en cada materia, mientras que la educación puede llevarla a cabo cada uno desde su núcleo familiar si ha recibido las instrucciones adecuadas.
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